miércoles, 12 de mayo de 2010

Cuida bien tus estrellas

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Apenas había puesto el agua al fuego.
Apenas había acomodado ella la pequeña silueta al lado del calor, del agua y el metal.

Apenas…


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(Antes que nadie pueda mirar la luna, aun antes que cante el poeta )

¿Qué le has hecho a la luna que anda tímida de su resplandor?
¿Cuántas y cuáles estrellas hacen nido en tu rostro?
¿Cuántas y cuáles tienen ese brillo robado de tu alrededor?
¿Dónde reposa ese anhelo que generas, si hasta el sol ha cambiado su pareja?
¿Puedo esconderme yo, cometa forajido de toda órbita, en un recodo de tu cielo?
Hay más infinito y más universo en esta eternidad que se sostiene en tu mejilla.
¿Puedes ser más que mi fuego entre fuegos?
¿Cómo…? ¿Cómo con una chispa brotan tantos planetas y fulgores de tu aire?
¿Qué haces como si no hicieras nada?
Allá se pasea el sol, viudo de tu luz
Acá te abrazo, en lo inabarcable.
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“No puedo dejarte de ver
describiendo una estrella descubierta por mí
en tu erótica constelación
que no cabe en los mapas del cielo.
Tu mano dibujando en el aire
era capaz de ponerle colores
al espacio vacío que se llenaba
con la luz de la estrella brillante”



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(Luego que cantó el poeta, cuando todo pudo ser efímero y aun la luna es incierta)

¿Qué es lo más extraño de esta noche?
¿Que no haya rozado tu piel con mi piel?
¿O que el roce baste, sin necesidad de más, para extrañar la noche y su deleite?
No intenta despedazarse el despertar.
No más que, otra vez, tu piel, aun con su roce en el día cuando ya te has ido.

¿Qué es lo que hace a la piel ser piel?
Si no es más que el encuentro de suspiros.
Como diademas del aire bajo las cobijas que hacen de nuestra unión un reino sin dominios.
Si se conforma en su pequeño vendaval de suspiros que me faltan y suspiros que se buscan.

¿Qué es de la noche?
¿Qué es de esta noche si no es más que una sucesión de momentos mirándote dormir?
De brillos ligeros moviéndose en puntitas de pie sobre tus párpados.
Momentos donde te rozaba la piel.
Con los dedos, ruines buscadores de consuelo.
Peregrinos entre momentos del aire, el carruaje etéreo del perfume de tu cabello.
¿Dónde te deseaba la piel desde la piel?
Donde el deseo es aun menos que el momento.


¿Qué es un momento?
Si no es otro que este que resiste sin esfuerzo, sin agobio, sin penuria.
Este que ahora en tu ausencia está deseando el encuentro de una parte que es ausencia misma y es mía.
¿Qué es un momento sino este donde es un hueco quién escribe en tus lugares?
Este que tiene tu forma delineando el contorno de la oscuridad más exigua,
y tu cara temerosa de la ausencia en un pimpollo de penumbra nuestra.

Es este momento el que me robé de la noche sin siquiera dañarla.
Es este momento el que extraña y se hace extraño.
Este momento, que se parte con el roce de un suspiro.


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No puedo dejar de decir
que esta triste canción a tu lado oscurece.
Que quizás este sea el último misterio
que mirarán tus ojos nacer de mis manos…”
Silvio Rodríguez
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