domingo, 22 de diciembre de 2013

Despierto



"...solo nos dijimos cosas al oído...
...y si un día te encontrare una mañana..."

Andrés Calamaro


- ¿Estás molesto conmigo? - preguntó el viento.


El cóndor miró sin mirar, sus pupilas dibujaron un arco, como quien relojea que todo esté en su lugar en el cielo.

-Acá estoy para pasear un poco con vos, estuve ocupadísimo sacudiendo los árboles del Bosque Azul, soplando dientes de león de los campos y despeinando los rulos del océano Pacífico. ¿Te parece que juguemos bajo el sol del mediodía?-


El cóndor sintió un cosquilleo bajo sus plumas de solo imaginar el empujón de aire.

- ¡Vamos, decidí rápido que tengo que irme en un rato porque tengo cita con unos amigos del sur para armar remol
ino tras remolino todo lo que dure la tarde!- insistió risueño el viento.


- Ganas tengo, no hace falta que te diga lo bello que me resulta surcar el cielo con tu abrazo... - contesto pensativo el cóndor - ... pero... me queda como una vocecita cantando acá -por acá en algún lado de mí pecho-, algo como un huayno que cuenta lo mucho que vengo deseando compartir el vuelo del ocaso, y saber que no tengo que contar solo las primeras estrellas del verano-.

Para el cóndor -que de esto sabe de tanto andar pensando soledades que se esconden en las montañas- el encuentro que vale la pena tiene mucho más que coincidencias de vez en cuando.




(Foto: Gustavo Savelli)