Cada vez que conocí a una persona que se autodenominaba
"cero conflictiva", resultaba ser o que le chupaba un huevo todo lo
que pase en y al mundo, o -peor- que era su latiguillo para minimizar los
conflictos que ella misma provocaba y no quería atender.
Chicos, para no ser conflictivos hay dos opciones nomás:
A) Ser un cuerpo sin libre albedrío (lo que funcionará siempre y cuando estemos sometidos a una sola voluntad, o a voluntades con sentidos y formas concurrentes) (raro).
B) Estar muerto (y este punto es discutible, porque más de uno hizo despelote con solo morirse…).
El truco más que "no ser conflictivo", diría yo,
es ser bueno en los conflictos, ya sea
- evitando provocarlos al pedo a los demás o donde no tienen más sentido que el mero deporte.
- atendiendo como corresponde los que son válidos, así nos incomoden o cansen.
- provocándolos ante la presencia de la maldad o injusticia, así nos incomoden… o incomoden a otros.
Se me ocurre que cuanto más gente comprometida con solucionar o erradicar
conflictos exista, menos “conflictivo” va a ser el mundo.
Pero no sé, nunca pasó.
Lo que sí sé que pasa es que con tanta gente jugando al “me importa tres huevos”
y al “si no me pasa a mí no es importante”, no existe paz ni en los
cementerios.
*Obra de Bansky
No hay comentarios:
Publicar un comentario