Vos dijiste que no querías cenar. Pero un rato antes dijiste que sí tenías hambre. Y antes aún habíamos dicho que nos comeríamos unas ricas papas fritas.
Te volví a preguntar si querías que pidamos algo y me dijiste que mejor no, que coma yo lo que quisiera, que preferías no comer porque no tenías ganas de nada.
Después te fuiste a bañar. Yo, mientras estabas en la ducha, me puse a pelar papas y calentar aceite.
Cuando saliste del baño sonreíste oliendo a jabón y me besaste. La casa ya olía a papas fritas.
Después, cenamos juntos.
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