martes, 24 de marzo de 2020

La memoria y los números.

Un 24 de marzo, en una mañana apenas fresca en el patio de una escuela, con cientos de somnolientos alumnos y una bandera celeste y blanca recién izada; me puse  a decir...


La memoria tiene un tema con los números. Y fechas como esta, donde remarcamos que la memoria debe mantenerse siempre viva y atenta, me hacen pensar.


Pienso en números, y en el ejercicio caprichoso que a veces suponen. Por ejemplo, pienso que escuché por ahí una verdad cronológica: todos los alumnos que hoy están en un patio de escuela secundaria ya tenían, años más, años menos, más de dos décadas de democracia recorrida al momento de nacer. Escuché también que a esos chicos y chicas no les interesa esa herida del pasado. Si eso fuera así… si permitimos que el pasado sea olvido, las fechas y los años serán solo números. Pero no. Esa herida de la historia argentina es parte de la historia de cada uno de nosotros. De todos. Porque la historia es parte de la identidad de los que se han ido, de los que estamos y de los que vendrán. Porque la identidad es como la raíz de un árbol: necesita ser fuerte para crecer y alcanzar las alturas. La memoria viene entonces a nutrir esa raíz que es de todos nosotros. Así, lejos de los individualismos, nuestra historia se afianza desde una construcción de memoria colectiva, compartida, y necesaria.


Pienso, entonces, en números. Pienso en un 24 donde todo se puso más oscuro. Donde todo lo que aprendimos en la escuela sobre gobierno, ley y democracia, recibió el golpe más duro. ¿Qué es el 24 si deja de ser un número? Es un rojo en el calendario de marzo para no dejar dormirse a la memoria. Para siempre buscar la verdad y la justicia. Se sabe ya que los pueblos que olvidan tienden a repetir sus errores. Nosotros acá decidimos no ser de esos.


Sigo pensando en números, y en esa cifra: 30.000. Se estiman 30.000 desaparecidos durante la última dictadura militar. Ese número tan impreciso… porque lamentablemente es solo una estimación, ya que solo se cuenta con los muertos que figuran en los archivos que se han podido recuperar y los restos óseos encontrados en los campos de detención clandestinos. Ni siquiera las denuncias efectuadas por las familias dan un número cerrado. Entonces, la reconstrucción tiene que sobreponerse a fantasmas como registros de fusilamientos destruidos, cadáveres nunca encontrados, la falta de organismos frente a quienes hacer las denuncias, y el miedo, las amenazas o las terribles consecuencias para quienes de todas formas las hacían. 30.000 es una estimación. Pero el verdadero número, sea mayor o menor, solo lo conocen los asesinos. Pero podemos ver más allá del número que al fin y al cabo, es un símbolo de lo terrible más que un registro de cantidades. Hagan este ejercicio: miren a su alrededor, vean a sus compañeros de curso. Vean a los compañeros de los otros cursos. A los más chicos y a los más grandes. Vean también a los docentes. Vean todos los que somos. ¿Ya lo hicieron? Bien, ahora sepan que tendríamos que contar unos 9 patios así para acercarnos apenas al 1000... y pensar que basta que el que falte sea mi compañero de banco para que se me estruje el alma, ¿no? Qué bueno que es solo fantasía, porque a todos nos gustan los patios bien llenitos de gente. Patios como este, sin miedos, con jóvenes llenos de posibilidades y futuro.


Supongo que lo que me ocurre es que me es muy difícil hablar solo de números y poder pensar a la vez en las personas. Y hablo de pensar en serio en las personas. Si digo… no sé, “veinte” no digo Luis, Ángel, Beatriz, Silvia o Rodolfo. Si digo “cien” no digo que Luis vivía en La Plata. Tampoco cuento que Ángel fabricaba muñequitos con alambre y madera. No les cuento que Beatriz era maestra. Mucho menos digo que Silvia tuvo un hijo que nunca vio crecer. O lo terrible que sería olvidarme que Rodolfo, el enorme Rodolfo, escribió una última carta llena de valor y dignidad.

Por todo esto es que fechas como esta los números son tan importantes. Porque son mucho más que cifras. 

Resultado de imagen para 24 de marzo de 1976

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