"¿Cómo explicar esta sensación, este lugar, este aire que vibra en mi pecho?", pregunté al cóndor, amo y señor, mientras afirmaba mis garras entre las sierras, en el respetuoso y aguerrido ritual del ataque final.
"Sentirlo así y no poder explicarlo son inseparables aquí en las alturas", respondió...
...o tal vez fue el viento.
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y llegar a uno de eso lugares donde los números no cuentan
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