miércoles, 20 de diciembre de 2017

Todos los fulgores






"But I just can't get no relief, Lord!"
Freddie Mercury


Tenga, usted, en sus manos un pedacito nomás  de  este centauro que vestido de intensidad celeste busca un encierro de pájaros y rosas, porque, en usted, se comprueba que debe existir un profundo desinterés hacia la ausencia de magia alguna.


El clamor de esta puerta que se golpea diciendo que vale más la coincidencia que el desbaratado abrazo de su umbral, la invita a buscar la noche de historias que solo son escritas en metáforas que profanan el sudor de los poetas.


Una sábana de silencio es apenas el juego. ¿Cuánto se desgarra como membrana de miel el  jinete del sueño si no se entrega a la conquista de al menos una palabra que vuelva vecinos a los amaneceres y el tiempo?


Un hombre extraño en la memoria de los jardines. Un aroma a monte perdido en el pasto fresco de la justicia. Un atormentado Aleph marcado a borrones de si mismo. Un destierro de regreso, sin más patria que el deseo.

Haga su oración, cobijo de libélulas al infierno del día. Agazapado llego al pecho del arrabal que permite su clemencia. Se construye allí la mortaja de la paz que merodea el alma como partícula de paraíso. Vendaval de usted. De mí. De la tierra y el inframundo y el océano y el sueño y la tortura y la luz.

Un centauro vestido de intensidad celeste no duerme en su frenesí de existencia.
Qué gusto su despiadada presencia. Qué necesaria esta quimera de palabras. ¿Qué hacer con usted?