No más que un intento de hacer prosa
un relato oral contado en forma excelsa
por el señor Néstor Ganduglia en el
Pre Foro de Memoria e Identidad 2008.
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La preocupación de los países “potencia” hacia el “tercer mundo” es tan clara como inquietante (y “potencia” permite acelerar y dejar atrás algo más de tres posiciones…).
Y hay experiencias terribles, nefastas y peligrosas…
… y hay… solo experiencias…
Cuentan que, en un acto de altruismo sin medidas… un equipo científico alemán se dedicó a estudiar intensivamente el ambiente del Sur de Colombia. Durante 5 años invirtieron tiempo, esfuerzo y conocimientos con el propósito de producir una forma de agricultura óptima, que desarrolle una inmejorable relación entre rendimiento y desarrollo sustentable. En pos de esa misión se destinó una más que considerable cantidad de millones de Euros (sobre todo puesta a consideración nuestra...).
Ya con el ensayo en mano, y previo llamado al gobierno local (casi una formalidad...), se realizó el viaje para llevar a cabo la experiencia.
Junto a los eruditos y directivos alemanes, se estableció un cuerpo de trabajo entero del viejo continente a convivir con la comunidad local colombiana.
Una vez ya superados los prólogos y presentaciones, se dio paso a la práctica compartida entre los pobladores colombianos y los expertos europeos.
Vale destacar que, siendo una comunidad básicamente indígena, los colombianos asimilaron rápidamente los conceptos expresados por los técnicos alemanes, más allá de diferencias en ciertas terminologías o interpretaciones.
Así mismo, la relación se dio sin rispideces.
Los férreos germanos no resultaron para nada parcos, y poco a poco se descubrieron como jocosos y de gran camaradería.
Y los humildes pobladores, tras ese aspecto cohibido, eran gente amable y risueña.
La disciplina alemana se llevaba muy bien con las prácticas propias de la gente del campo: el sol recién ascendía los primeros escalones del cielo y ya se contaban todas las manos a la obra.
Así, con trabajo y cooperación, con tolerancia y compromiso, se rehicieron terrenos, se modificaron campos, se implementaron técnicas de arado, siembra y riego, se probaron semillas y fertilizantes...
Así, con esfuerzo, dio frutos.
Así, con más esfuerzo, se hizo, se logró... mucho más.
Así, durante 4 largos años de manos ajadas se pusieron en práctica todas las ideas de 5 años de estudios.
Y, como pocas veces el mundo vio, durante 4 años convivieron dos culturas tan extrañas como extranjeras.
Para cuando la experiencia llegó a su fin, se realizó un gran festejo. Junto a lugareños, trabajadores, y científicos; se convocaron gobernadores, representantes, figuras de renombre y prensa de una y otra nacionalidad.
Mucha comida, mucha música. Toda la gracia latina. Toda la sofisticación germana. Y el buen clima era una amalgama.
Al día siguiente a la fiesta, se realizó una conferencia en una importante universidad cercana al pueblo.
Allí...
Dieron cátedra los científicos...
Expusieron los estadistas...
Informaron los expertos...
Y se jactaron algunos gobernantes...
Hacia el final, cerrando la ronda de preguntas del periodismo; la máxima autoridad del proyecto, un alemán canoso y de gesto noble, repartió agradecimientos.
El Alemán agradeció a su equipo.
Los germanos brindaron una vez más como quién respira aire y sonríe.
Luego agradeció a las autoridades locales. El intendente posó y se dibujó una sonrisa para las fotos tan naturalmente como si respirara.
También agradeció a la prensa por su presencia e interés. Más fotos, más sonrisas. Y, algunos brindis.
Finalmente, dirigió su gratificación al grupo de campesinos colombianos que se encontraban sentados a un costado del salón. Estos apenas sonrieron nerviosos, desacostumbrados a ese tipo de eventos.
“¡Vamos, señores, digan alguna palabra, no sean tímidos, compañeros!” dijo el alemán en un castellano más voluntarioso que logrado.
Uno de los hombres se levantó humildemente. Aclaró la garganta y sonrió. Sus rasgos indígenas y su piel morena volvieron a sorprender en contraste con las facciones del europeo. “Estamos muy agradecidos, señor” Luego hizo el silencio propio de las culturas nativas. Esos silencios que no indican final de enunciado, sino cuidadosa reflexión sobre las palabras a decir. Y siguió, siempre con voz serena pero enérgica, y con modestia y respeto innegables: “Permítame decirle que, en un principio, mi pueblo desconfiaba, pero, la verdad, la convivencia y el trabajo han resultado muy agradables. No tenemos más que palabras buenas para con ustedes”.
Todo el auditorio sentía el orgullo de los los alemanes (y de los gobernantes que aprovechaban la ocasión).
Cuando el germano levantó la copa para quebrar el silencio con un último brindis...
“Pero... no lo tomen a mal, pero nosotros vamos a volver a sembrar como antes..., ¿sabe?”, Dijo el campesino.
Otra vez silencio.
Para el indígena era conclusión.
Para el resto desconcierto.
Para el directivo alemán, más, aun más.
Casi desesperante fue su balbuceo, entre ofuscado y mareado: “P... Pero... Si todo funcionó tan bien, y la experiencia fue tan buena... ¿?¿?¿?”
El campesino colombiano interrumpió.
O no. Solo aprovecho el espacio que le dio ese cada vez más extenso silencio titubeante del europeo, que sonreía exaltado buscando en esas miradas morenas una mala broma.
“Sí, señor, todo fue de maravillas. Por favor, no quiero que me mal entienda...” insistió el sudamericano.
Entonces, entre lo netamente político y los simplemente soberbio, una de las figuras del gobierno local tomó la palabra. Sonriendo bajo su bigotito castaño, se puso de pié, abotonó su saco de mediana calidad y se dirigió a los humildes aldeanos con gesto condescendiente: “Tal vez no nos estemos entendiendo... Con las técnicas innovadoras y científicas de cultivo ustedes pueden lograr abastecer con alimentos a su comunidad a perpetuidad... ¡y sin dañar el medio ambiente! ”. Ensanchó aun más su sonrisa y le echó una mirada cómplice y tranquilizadora al grupo de germanos.
El campesino elaboró una vez más ese silencio. Ese que suena a torpeza de pensamientos en la urbanidad. El mismo que no es más que profunda reflexión, y una búsqueda cuidadosa de las palabras.
Unos segundos después que el sosiego se vuelva desesperante en el auditorio, la voz indígena del hombre buscó su tono más modesto y sincero: “Queremos agradecer su trabajo y su buena voluntad durante estos 4 años. Pero sepa que mi pueblo ha trabajado estos campos durante miles de años, y nunca pasamos hambre, y mucho menos dañamos nuestra tierra... Si tienen tiempo le contamos como lo hacemos...”
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16 comentarios:
Como siempre sus textos son tan precisos, tan contudentes, cargados de tantas sensaciones, que trascienden a la "simple" palabra escrita, para tomar vida y hacer que uno se sienta parte de ese momento...
Y sonría, con esa sonrisa que genera ver titubear a los que en verdad sólo saben NADA...y màs aún cuando ese titubeo nervioso e incontenible por la soberbia que los caracteriza fue provocado por la grandeza de la humildad de los sabios que sólo tienen "palabras buenas".
Cuánto nos falta por aprender, cuando será el día que se les pregunte como a hacer a quiènes saben por el hacer la historia misma, cuando aprendeheremos a incoporar "Esos silencios que no indican final de enunciado, sino cuidadosa reflexión sobre las palabras a decir"
Cuando tendremos tiempo para valor "lo sustentable"...
Como siempre, impecable
Me hizo acordar a esta canción de Serrat:
"No esperes que un hombre muera
para saber que todo corre peligro,
ni a que te cuenten los libros
lo que están tramando ahí fuera.
No esperes a que te den los planos
para satisfacer tu curiosidad,
ni a que el aire también sea de pago
para gozar el placer de respirar".
Disculpas por la extensión, un besote y buena semana :)
Entré para decir que me encantó lo que pusiste en mi blog. Un lunes como hoy, son bienvenidos esos imposibles olvidos.
Y las cooperaciones sustentables que hacen que no olvidemos nuestras prácticas, de miles y quizás millones de años. Hasta de otras vidas.
Un abrazo.
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SIL
Extiendasé lo que desee.
¿Quién podría objetarlo si viene de la mano de la sana crítica, la necesaria reflexión, la humilde contribución... y Serrat?
Siempre es un placer.
Sigamos aprehendiendo.
Un abrazo, Hadita.
Chapu
Gracias por el elogio.
Y hagamos nuestras algunas prácticas.
Esas que ya serían nuestras pero sufren siglos de negación sistemática.
Un gusto tenerla por la morada del león oscuro.
Si habrè escuchado acerca del "Desarrollo Sustentable"...
Lo polìticamente correcto destierra lo intuitivo y hasta el dìa de hoy oprime con su poder arrasador la sabidurìa de las raìces de los pueblos...
P.D.:La valoraciòn de la madre naturaleza... Aprender a reconstruir sin destruir los recursos naturales...
Me llena de inmensa rabia que no tomemos plena consciencia que vivimos en un mundo que posee una riqueza ùnica en recursos naturales,con autoridades que conocen las tragedias ambientales sufridas y lo peor de todo sigue siendo que los escuchamos llenarse la boca con discursos en pro del medio ambiente!!!
La teoria es facil de aprender,lo dificil es poner en pràctica los buenos resultados...
Quedè maravillada con tu texto!!!
Hombre,si habìa que esperarte para tremenda inspiraciòn bien que lo vale,eh?!
ENORRRRRMES BESOTAZOS DE TARDECITA GRIS
Lo de tener tiempo, no creo que lo hayan entendido.
Un abrazo León Oscuro!
eemmm
uy, no entiendo
es un final abierto? un final feliz? no sé, no sé, vos me desorientás :P
uf hacia mucho que pasaba a saludarlo amigo, saludos
como siempre con tantas imagenes, ondas spinetteanas tambien, o toy loco? ja
Que interesante post!
Muy agradable en realidad.
Gracias por tu visita Sr. León, y pos su aporte "machista".
Besotes.
Me hiciste poner la piel de gallina, Leónidas...
Me encantó el texto!
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GABU
Se –mal- usa el “Desarrollo Sustentable” tanto como lo “Políticamente Correcto”.
No existe lo “políticamente correcto”.
Piensen nada más en que ese concepto está formado por dos palabras abstractas y con denotación subjetiva: “política” y “corrección”·
Dejando esa reflexión, comparto sus visiones. Pobre madre naturaleza que ha dado como hijos más Caines que Abeles...
Y entre ellos, las figuras que de ambiente hablan y piensan en ensanchar su living.
Educación, siempre educación.
Para aprender que no somos más que una parte minúscula de un sistema gigantesco. Y, por como venimos, una parte nociva...
Gracias por sus elogios.
Y la inspiración, como dije, se la debo al Señor Néstor Ganduglia.
Más besos.
Limada
Nadie entiende nada, mi dama.
Pero lo peor es creer lo contrario y andar pisando la tierra.
Otro abrazo, Limada.
Horacio
Esperemos que sea un final abierto.
Porque si terminamos acá, terminamos mal.
(Y vos te desorientás solo. ¡Debe ser por el esfuerzo de leer un post tan largo, jajajaja!)
Roky Rokoon
Se lo extrañaba, caballero.
¿Spinetta? ¿Quién sabe? Su magia es tan amplia que se filtra por doquier.
Vanyz
Siempre es un placer.
Su visita.
Y mis aportes (jeje)
Besos.
Carolina
Gracias por pasar, leer y hacer carne las letras.
(y no se ausente tanto)
Un beso.
Es buenisimo:Bueno por que?
Por la historia, es buena,es real, me encanto,a veces no hace falta tanta experiencia traida de Europa.....
Gracias por pasarte por mi blog!(si la música genera eso!:increible!).
Felicitacions!, por volverte a leer!.
pd: Lo termino de leer, aquí en mi trabajo en voz alta y todos me demostraron el contento por su escrito!. Besos ruidosos!.Bet!
Guau!
Alguien dijo Spinetta...
Magia plena...
Besotes!
Noooo, Leónidas!! Yo no me ausento, se lo juro, re juro!!
No me mande a su turba iracunda!!!
Exceso de palabras. Igual seguis siendo mi Leoncito favorito!!!
Y cuando quieras venis a Reme (que graciosa la amputacion del nombre completo) y tal vez Flor ( /sintiempos.blogspot) te invite a merendar... es que ella vive cerquita!
Besos Sr. Felino!
El hombre es animal de costumbres...
Tiene la costumbre de querer cambiar al resto y amoldarlo a su ser...
O no?
Besote..!!
MUA!!
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Vértigo
Gracias por el elogio.
¡No difunda tanto la palabra del león oscuro que parecerá predicadora de inciertos!
Jaja
Otro beso
Charol
Hay gente que sabe de magia…
¿Sabe?
Carolina
Veremos…
Veremos…
(La Turba se manda sola a veces…)
Habitarás mi ocaso
Prefiero derroche a exceso.
¿Reme? ¡Bien vale una buena merienda!
Más besos, poetisa.
*MariJu-Pollita*
Cambia y amolda… y nunca le parece muy alto el precio.
Hasta que le toca pagarlo, CLARO.
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