"Pero era un eco tenue, muy lejano, algo difuso.
La realidad termina donde acaba el espejismo.
Contentos con el miedo y endeudados nos dormimos
mientras otros trazaban el futuro"
Ismael Serrano
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-Todo te sabe a poco, todo te duele, todo te ahoga en llanto – le dijo la voz.La niña virgen apenas podía respirar entre sus lágrimas. –Esto es lo que elegí - intentó.
-Eso no es vida– respondió la voz.
El cielo llovía afuera de esa habitación oscura.
-Es lo que quiero...- dijo sin convencer siquiera a sus labios.
Llovía lo mismo pero era más oscuro ahora.
-Espero que sepas mentir mejor que eso – replicó la voz con tono sombrío y certero.
Los ojos de la niña virgen se abrieron grandes pero la luz se escondió tras una sombra sólida y grotesca.
-Espero que puedas mentir mucho, pero mucho mejor que eso– prosiguió la voz -No tanto para engañarme a mí. Claro que no. Ya hemos visto que eso no puede hacerse. Espero que puedas mentir mucho mejor y que puedas hacerlo mucho tiempo. Y que vos seas tan crédula de tus propias mentiras como para poder obviar que aquello a lo que le escapás se parece mucho a ser alguien en tu propia vida-.
-No quiero estar sola- dijo la niña virgen agonizando cercada por sus temores.
-Espero que puedas ser tan necia como crédula de tus mentiras- La voz parecía inmune al tono doloroso de la muchacha- Necia y crédula hasta el asco. Y aun así sucederá algún día que no podrás seguir escapando. Resulta que nadie escapa mucho tiempo de si mismo. Nadie puede, aunque más no sea por tener que pagar las cuentas de la huída. Y ese día vas a enfermarte de muerte del tiempo perdido. Vas a odiar la sangre de tus decisiones...-.
-Andate…- rogó la niña virgen llorando por fuera y por dentro. Y sólo fue un pequeño ruido, una molestia apenas.
-...La venda quemará tanto que tus ojos se acostumbrarán al dolor de no ver- La voz hizo una pausa y de repente sonó como un susurro amenazante en el oído de la mujercita- Más tarde o más temprano recordarás que yo tengo razón. No seques tus lágrimas, no intentes reprimirlas. Ya te dije, no podés engañarme. Antes o después vas a darte cuenta que nunca me fui, y será aun peor-.
La niña virgen dejó de respirar. La lluvia desapareció como su propio aire.
-Soy tu soledad, y quieras o no quieras soy la peor y más clara de las verdades de tu alma- habló la voz por última vez.


Traga aire sin respirar.
No recuerda lo que es ser mojada por la lluvia.
Y si ríe es porque decidió que su alma copiase a sus ojos.
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