viernes, 19 de marzo de 2021

Silencio

 Tengo un vecino que vive en el piso de arriba. Y gran tiempo de esa vida se queja de mis perros. Que le molestan porque ladran, que los escucha por las noches, que lo fastidian durante el día. Mis perros, en cambio, no tienen nada contra él. Y duermen toda la noche al lado de mi cama; y gran parte del día repiten siesta para llegar descansados a la noche. Cuando no hacen eso, hacen cosas de perro, como todos los perros.

Tengo un vecino que vive en el piso de arriba. Justo al lado de otro departamento donde una chica a medianoche empezó a gritar por ayuda. Miento, empezó a llorar por ayuda. Con marcas en el cuello aun calientes y su hija durmiendo entre violencia, esa mujer se asomó al balcón llorando por ayuda. Mi vecino no se quejó. No dijo nada. Solo cerró sus ventanas y persianas.
Ahora lo entiendo: A mi vecino le molestan todos los ruidos.
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(Yo no soy de escribir historias sobre mí en primera persona.
Hoy tampoco escribo sobre mí.)

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