martes, 3 de abril de 2018

Apenas una brisa

"Y nos hicimos mayores esperando las flores del jacarandá."
J. Drexler.



- ¿La cerveza negra era para...? - dijo la camarera. Santos no contestó rápidamente. Prolongó un segundo más ese limbo de a tres mientras la joven muchacha sostenía el porrón en su mano. Lo hizo porque le llamó la atención la sonrisa genuina. "Está sonriendo y nos mira a la cara, pocas camareras tienen esa deferencia" pensó en el mismo relámpago que agregó "debe tener un buen día". Apenas un segundo demoró eso. Luego, unos breves instantes más, porque disfrutaba un poco la incomodidad amable del momento. La camarera aun sonriendo esperando una instrucción efímera para apoyar la cerveza en el lado correcto de la mesa; él sabiendo que no contestaba pensando en la sonrisa, en la mirada, y en el limbo provocado, con esa sensación de cómodo transitar por el control que da no hacer lo esperado; y Carmela, frente a él, reaccionando. "Para él", dijo Carmela y señaló a Santos. Lo indicó con un firme ademán como destinatario del pedido y como culpable del momento. La camarera dejó un "que disfruten" y se retiró aun sonriendo.
- ¿Viste? Dijo "que disfruten", no que "las disfruten", por las cervezas; o que "lo disfruten" por el momento. Dijo solo "que disfruten". Podría referirse en términos generales al momento, pero eso también es referirse a vos y a mí. Que "nos disfrutemos" está diciendo -
- No creo que ella haya elaborado tanto, Santos -
- Mejor aun si no lo "elaboró". La forma en que hablamos deja honestidades sutiles. ¿Viste cómo sonreía? Estaba contenta-
- ¿No puede ser que sonría porque es una persona que hace bien su trabajo? -
- ¿Atendiendo gente que está pasándola bien mientras que ella está laburando, a las dos de la mañana, y encima que la hacen esperar con una cerveza en la mano? -
- ¡Sos un tarado, Santos! ¡Lo hiciste a propósito!-
- ...pero ella siguió contenta. Te dije que estaba contenta- y Santos sonrió como quien puede probar un enunciado solo porque se lo ha vuelto a encontrar en el siguiente recodo de la misma conversación.
- Sos un hermoso insoportable - dijo Carmela, y rapidito tomó un trago de su cerveza para tapar su propia sonrisa.
- ¿No es mucho enunciado para no conocernos tanto? - le apuró el trago Santos.
- Tu mirada es muy transparente... solo para el que sabe observar- dijo ella, apenas bajando un poco su vaso para permitir salir a las palabras sin que se embriaguen.
- Eso también es mucho enunciado -. Santos probó su cerveza negra. Era espesa y tenía un dejo dulzón.
- ¿Está rica?-
- ¿La cerveza o vos?-
- La cerveza... -
- Sí, muy, ¿querés probar? -
- No me gusta la cerveza negra -
- ...si querés probar ruborizarte otra vez, iba a decir. Porque te pusiste rosada recién.-
- Jaja. Qué tonto. ¿Me decís esas cosas para que me muera de vergüenza?-
- No, no realmente. Pero te queda lindo también. Aparte... ¿preferirías una cita llena de enunciados ingenuos? -
- No estaría con vos acá si quisiera eso - remató Carmela. Santos se cubrió la cara con el trago, porque sus palabras ya estaban embriagadas de esa muchacha.
Luego el momento se sintió ideal. Ella dijo no creer en momentos ideales. Él dijo que el truco está en reconocerlos en vez de idealizarlos... o algo así. Adentro del bar, tras la barra, la camarera seguía sonriendo. Nunca se enteraron Santos y Carmela por qué. Pero sí, estaba contenta. Y la gente sonreía un poco más cuando ella venía a atenderlos.
A veces hay más de un truco.

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